El marrón se irá apoderando de las calles vizcainas durante 2011. La razón es la aparición de un quinto contenedor de reciclaje; el de materia orgánica, que acompañará a los de vidrio (verde claro), papel y cartón (azul), plásticos y envases (amarillo), y basura ordinaria (verde oscuro). Este nuevo contenedor permitirá que se puedan reciclar los residuos orgánicos y convertirlos en compost para crear abonos de gran calidad, que se utilizarán en explotaciones ganaderas e incluso en los servicios municipales de jardinería.

Este es un proyecto muy importante dentro del reciclaje ya que, según las últimas cifras, alrededor del 40% de toda la basura que se genera son residuos orgánicos. Es decir, desechos de origen biológico, dentro de los que entran restos de alimentos que hayan formado parte de animales o vegetales, como huesos de pollo, cáscaras de huevo, mondas de frutas o posos de leche, siempre y cuando no hayan sido cocinados previamente. Es lo que diferencia a este tipo de residuos de la basura ordinaria, ya que para lograr un compost de alta calidad, los materiales a reciclar deben ser puros.

El primer eslabón de esta cadena marrón, que paulatinamente se irá extendiendo por Bizkaia, será en el barrio bilbaino de Deusto. En las próximas semanas podrán disfrutar de estos nuevos contenedores. En principio, serán 50 unidades que estarán repartidas a lo largo y ancho del distrito. Antes, los vecinos deberán decidir si se adhieren a la iniciativa, ya que estos depósitos tendrán un candado y solo recibirán la llave aquellos que confirmen su participación en el proyecto.

Según los datos que maneja la Diputación, la cantidad de vizcainos dispuestos a seguir las pautas de este proceso de reciclaje oscilaría entre el 15 y el 20%. Personas que, por lo general, responden al perfil de gente muy comprometida con las causas ecológicas. Por el contrario, aunque la inmensa mayoría de los consultados por DEIA creen que la idea es positiva, son las personas mayores a las que más les va a costar sumarse.

Lío de colores Víctor Egaña, vecino de Deusto no participará en él, aunque está de acuerdo con el nuevo proyecto. «No estoy interesado porque ya tengo muchos años y es un lío separar ahora un tipo de residuos más», admite. Pero la idea le parece atractiva: «Está muy bien reciclar. El principal problema que le veo es que la distribución de los contenedores sea buena porque, si no, al que le quede lejos un container de este tipo, seguro que no va a participar». Egaña, además, es prudente a la hora de pronosticar un futuro al proyecto. «Hay que esperar a que pase el tiempo para valorar esta iniciativa, ahora mismo es demasiado aventurado decir algo». Por otra parte, este hombre duda si la implantación del nuevo contenedor va a modificar el paisaje habitual del barrio. «Espero que el nuevo contenedor no quite plazas de aparcamiento», confía.

Otro caso de una persona mayor que no participará en la iniciativa es el de María José Díaz. Esta mujer lleva 55 años viviendo en Deusto, pero ve un problema a sumarse al proyecto. Y es que, al vivir sola, genera pocos residuos. «Yo separo la basura habitualmente, pero esto me va a suponer mucho lío para los pocos residuos que genero». Pero María José ve la iniciativa muy recomendable para «familias grandes que generan muchos residuos». Esta vecina ve un inconveniente para que el proyecto prospere. «Hoy en día, las personas jóvenes llevan un ritmo de vida muy alto, no tienen tiempo para nada y va a ser complicado que se pongan a separar un nuevo tipo de residuos», concluye.

Pero será cuestión de tiempo. Hay vecinos que, sin haber recibido la información sobre este proyecto en sus casas, se muestran convencidos en tomar parte en esta idea pionera. Los más mayores pasan la pelota a jóvenes como Borja Simón, deustuarra de 29 años. «Yo me sumaré a esta iniciativa. Es una buena idea que hay que poner en práctica», afirma. «Todo lo que sea evolucionar en cosas relacionadas con el medio ambiente me parece perfecto». Por su parte, José Mari Campo y Cristina Pérez también lo tienen claro. «Nosotros estamos dispuestos a tomar parte en el proyecto, porque es importante que generemos la menor cantidad de posible de residuos no reciclables», asumen. En cuanto a cómo puede discurrir la iniciativa son escépticos. «Si empiezan bien las cosas, la gente responderá, pero si los vecinos no ven un resultado claramente favorable, la experiencia no funcionará», advierten. José Mari y Cristina solo encuentran un problema al nuevo contenedor y es el «lío de colores».

Marta Goitia, también vecina del distrito 1 de Bilbao, califica como «todo un avance» la colocación de estos contenedores. «Estamos muy atrasados en cuestión de reciclaje. En Europa están a años luz. En Alemania, por ejemplo, desde hace años separan en las casas siete tipos de basura diferentes. Los cristales se reciclan según su color y, por supuesto, la materia orgánica a la que se le puede sacar beneficio», explica.

Fuente: Deia